Sus medidas, psicoanaliti-camente, responden al complejo de hombrecillo que sufre el Kim Jong II (conocido entre su pueblo como Querido Líder), comandante supremo del ejército, presidente de la Comisión de Defensa Nacional y jefe del comité militar del Partido de los Trabajadores de Corea, amigo del átomo, dictador pop y autor teórico.
Monstruoso artificio de morbidez egomaníaca, la muerte del zen.
Se estima que el coste de construcción supera los 1000 millones de dólares, con lo que se llevó una cantidad considerable del presupuesto norcoreano durante varios años.
Desde 1991 las obras se han visto paralizadas por falta de financiación.
Actualmente no es más que un gigantesco y olvidado exoesqueleto kaiju, abandonado, sin ventanas ni puertas, sin enchufes ni cableados, sin tuberías, sólo miles de paredes de hormigón que amenazan con derrumbarse por deficiencias en la construcción pero que diabolicamente se alza terrorífico en su imposibilidad, como un vestigio apocalíptico de un tiempo remoto más allá de la arquitectura, como hecho con antimateria modelada por la locura, tan sugestivo, tan extraño, tan fantasmagoricamente humano y explicitamente inhumano.
El hotel vigila vacío y silencioso desde un cielo ya no arañado sino herido de muerte por un venenoso aguijón de hormigón y acero.
En 1992 los arquitectos descubrieron que el hormigón, de pésima calidad, se estaba empezando a corromper y no cumplía los requisitos mínimos de seguridad...
nunca se terminará.