La performance sagrada como bellísima charlotada.
Para el zahorí contemporaneo allí dónde ningún sentido alcanza se materializa lo moderno...a pesar de que está demostrado que jamás podrá ser; pero cuando el pedernal se convierte en plastilina de colores, lo pequeño se vuelve gigante y lo gigante se vuelve pequeño: es que has roto el hechizo y sabes que jamás podrás ya volver a casa (álguien se rie en tu cabeza, álguien se rie en tu cabeza, álguien muy pequeño se rie en tu cabeza).
SEGUNDO ACTO (LOS MONSTRUOS)
Señoras y señores ante ustedes el extrañamiento y el estreñimiento en un mismo rostro (el de ustedes y el de él). Dos caras de una misma moneda, cuyo valor artístico en su versión original es tan vacuo y aparatoso (talmente la guitarra tricornium esta que tañe Steve Vai) como desarmante y hard- grock-tesque es el resultado del virtuoso cacofonismo que da vida a lo sin vida y da forma a lo sin forma (y...¡ese rictus!..joder ¡¡¡ese maldito rictus!!! ).
Profanando la tumba de la música clásica de finales del siglo XX.
Atención al misterio que ya quiere cosquillear con su amargor en nuestra garganta; ¿qué está sucediendo? ¡estaba sordo y de repente escucho! ¡estaba ciego y ahora puedo ver¡ donde no había ni el mas mínimo resquicio de gracia, de repente y por defecto, como las grandes experiencias...¡eureka!.
Como diría el psicomago: es la danza de la realidad; o en este caso el punteo de la realidad.
La pregunta es: ¿Qué sucede dentro de la cabeza de un monstruo del rock?.
Pero que nada distraiga nuestra atención de lo que está sucediento ahí...en esa pequeña ventana al mundo: nada más y nada menos que el máximo exponente de lo que pueden dar de sí los dedos prensiles y el garbo natural de un homo erectus.
Observen a este ultramarommo...
...y ahora a este otro.
Parecen el mismo, pero vive dios que no es así, por que no me digan que en el segundo caso no resulta jodidamente cool al hacernos dudar de todo lo que representa en el primer caso el clo-w-n (digamos "original") desvelándonos como todo el elefantiásico ego del fenómeno per se, no es más que una una pantomima megahortera y vaya si lo es, una filigrana del demonio diría yo. La perfección (ese electrizante feeling) más allá de cualquier canon o subcriterio, se puede intuir más próxima a la segunda ejecución: donde el pimpollo nos despierta una inexplicable ternura que obedecerá muy posiblemente a alguna mimosa e inédita ley de la transmutación además de que obviamente la implementación multimedia sofistifica lo horrendo. Básicamente lo güay en este caso se manifiesta debido a que la ironía ( y no la heroína) entra en juego y dispara infinitesimalmente las posibilidades expresivas y los significados intertextuales de lo que a priori no es más que un ejercicio pajillero de lo más pánfilo.
Y por favor madeselfguitarheros no se pierdan la exhibición de atrocidades del heavymental obradas por el héroe desenmascardor (visto en el focoblog) stsanders de donde he extraido los mimbres para este segundo acto.
Amig@s, como en todo (hasta en Madrid) también hay una moraleja que debereis extraer cual Excalibur al final de esta deriba mental (joder esto rima hasta cuando no quieres). Como grand finale para este efectista ejercicio de burlesque metafísico os dejo con algo redundante pero excitante (como todo lo que hace la juventud...¿no?): La meta-metáfora autoreferencial disoluta de la toda la cultura del siglo XX-XXI; oséa, la versión hedonista de lo ya visto: una disco-rumba para pinchar con tu portatil de huesos en el purgatorio, dónde allareis la respuesta a la nada en la visión y fisión de un enano goyesco a hombros de un titán euro-musculado repartiendo mandanga en el "fumanchu's"...más pasado que Arrabal.
El after después de todos los afters.