Oh! yo quiero verte danzar como los zíngaros del desierto con candelabros encima, o como los balineses en días de fiesta. Yo quiero verte danzar como derviches tourneurs que giran sobre la espina dorsal al son de los cascabeles del kathakali. Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza, danza. Y la Radio Tirana transmite música balcánica mientras bailarines búlgaros, descalzos sobre braseros ardientes. En Irlanda del Norte, en verbenas de verano, la gente anciana que baila a ritmo de siete octavas.Y gira todo en torno a la estancia mientras se danza, danza. En el ritmo obsesivo la clave de ritos tribales, reinos de hechizos y de los músicos gitanos rebeldes. En la baja Padana en verbenas de verano, la gente anciana que baila, viejos valses vieneses.
Si algo me fascina de la danza postmoderna es su ilimitado poder de sugestión, teatralidad y postureo, afectación, autoconocimiento e interacción con todo y con todos y todas. Recomiendo realizarla espontáneamente allí donde invoqueis a los espíritus de la naturaleza (alquimia mediante) para disfrutar de una experiencia sensorial psicomotrizmente plena.
El desmelene como ruptura con la danza popular pretecnológica y la deconstrucción de la apolillada danza clásica para liberar el cuerpo y su lenguaje, sitúan al ser humano en la dimensión que le corresponde...
...el mundo: UN ESCENARIO.
Incluso (gracias a la escuela de Merce Cunningham) los nuevos modos post industriales y su feísmo arty subyúgan y epatan como nunca. Es tiempo de vivir, es tiempo de reir, es tiempo de daaanzaaarrrrrr!!!