jueves, 14 de mayo de 2009

¡ ¡ ¡ A R T A T T A C K ! ! !

ALGO HUELE A CHAMUSQUINA EN LA FACULTAD DE BELLAS ARTES:


Extraído hoy del Faro de Vigo:

Varias mantas eléctricas que una alumna utilizaba para sus montajes escultóricos provocaron ayer un pequeño incendio en la Facultad de Bellas Artes. Aunque el fuego se sofocó casi de forma inmediata, se provocó una intensa humareda que obligó a desalojar el edificio y a suspender las clases temporalmente. Todo se quedó en un susto ya que, finalmente, el incendio apenas causó daños materiales y por la tarde se pudo reanudar la "actividad lectiva" con la salvedad de la sala afectada por el fuego y la biblioteca que se mantuvieron cerradas por el persistente olor a quemado. Según explicó el decano de Bellas Artes, Ignacio Barcia, fue la propia alumna que dejó las mantas encendidas quien se encontró con la humareda al regresar a la sala de Esculturas y abrir la puerta. Eran las 11.25 horas cuando saltó la alarma antiincendios y se avisó a los bomberos. No fue la extinción del fuego lo que más complicó la labor de los bomberos. Lo que resultó más difícil fue ventilar el edificio, ya que las dependencias en las que se produjo el incendio están ubicadas en un sótano y tienen una pequeña claraboya como única ventilación. De hecho, fue necesario acudir a los planos del edificio para encontrar una fórmula que permitiese a los bomberos instalar su potente ventilador y evacuar la intensa humareda que había provocado el incendio. Además existía la posibilidad de que se hubieran acumulado gases debido a que se trataba de una planta soterrada.El hueco de la escalera por la que se accede al sótano era una de las pocas vías de escape que tenía el humo por lo que actuó de tiro y pronto llegó a las plantas superiores. Nada más sonar la alarma y como medida preventiva se decidió evacuar a los alumnos y profesores, una operación que se realizó "con mucho sentido común, despacio y con mucha tranquilidad", "la evacuación se hizo de forma alucinante", explicó el decano de la facultad, quien también confirmó que el origen del fuego estuvo en un trabajo que realizaba una alumna que "se le pudo ir de las manos".

1.-¿QUÉ DEMONIOS ENSEÑAN EN LA ESCUELA DE BELLAS ARTES?

2.- ¿MANTAS RAY? ¿MANTAJES ESCULTÓRICOS?¿LA TÉCNICA DEL ESFUMATO?

3-¿PLANTA SOTERRADA? ¿QUE SUCEDE EN ESOS SÓTANOS? ¿KUTULUH?

4.-¿SENTIDO COMÚN? ¿EVACUACIÓN ALUCINANTE?

5.-¿EL ARTE CONTEMPORÁNEO SE LE PUDO IR DE LAS MANOS?



Extraído hoy de la Voz de Galicia:

Sobre las once y media de la mañana, cuando se produjo el accidente, no solo se encontraban en la facultad los trescientos alumnos que cursan Bellas Artes. En algunos corrillos, estudiantes de otros centros del campus y algún que otro curioso querían confirmar que lo que habían leído en numerosos carteles desplegados por la ciudad era cierto, que el mismísimo Manu Chao iba a ofrecer a las 12 un concierto acústico en apoyo a las manifestaciones contra el Plan Bolonia. Tratándose de una cita en la Facultad de Bellas Artes, todo apuntaba a una acción artística. Aunque tratándose también de un personaje como Chao, la idea no era del todo descabellada, así que el centro universitario también fue punto de encuentro para algunos periodistas de la ciudad que, cuando llegaron, ya vieron a una multitud a las afueras del centro y al camión de los bomberos aparcado en la entrada, pero ni rastro del músico francés. A los autores de la pegada de carteles el suceso les truncó el happening que tenían preparado y que evidentemente, ahora no podrán repetir. Se trata de dos alumnos de quinto curso, que prefieren mantenerse en el anonimato y que según explicaron estaban realizando un trabajo para clase. «La idea era convocar a la gente y jugar un poco con la idea de la manipulación -señaló ayer uno de ellos-. Y en principio nos había salido bien». No es la primera vez que utilizan el nombre de Manu Chao en vano. El año pasado, cuando este alumno estudiaba en Tenerife, empapeló la ciudad de La Laguna -con carteles exactamente iguales a los de ahora- anunciando un concierto contra la ampliación del aeropuerto de Los Rodeos. Su acción tuvo tal publicidad que incluso la web del cantante lanzó un comunicado desmintiendo la actuación. Aunque el incendio eclipsó su trabajo, lo documentaron igualmente «pero sin que aparezca el camión de bomberos» y se mostraban satisfechos de la convocatoria, «porque ha venido gente de Vigo e incluso de A Coruña».

1.- ¿MANO CHAU A LA BOLOÑESA? ¿PERIODISTAS? ¿MANIPULACIÓN? (LA SOMBRA DEL DE LA MANO NEGRA ES ALARGADA).

2.-¿ACCIÓN ARTÍSTICA? ¿MANDE?

3.- ¿EL SUCESO LES TRUNCÓ EL HAPPENING?

4.- ¿CONVOCAR A LA GENTE Y JUGAR UN POCO CON LA IDEA DE LA MANIPULACIÓN? (Y SALIÓ BIEN) ¿ES EL FLAUTISTA DEL JAPENÍN?

5.-¿EL INCENDIO ECLIPSÓ SU TRABAJO?

6.- ¿SATISFACCIÓN? (PORQUE HA VENIDO GENTE DE VIGO E INCLUSO DE LA CORUÑA).

7.-¿WHAT THE FUCK?


(EJEMPLOS DE HAPPENING)


(OTRO ESTILO MÁS ATREVIDO DE HAPPENING)


(ACCIÓN ARTÍSTICA EXTREMA)



(PROFESORES Y ALUMNOS DE BELLAS ARTES REALIZANDO ACCIÓN ARTÍSTICA SATÁNICA Y HAPPENING ESOTÉRICO CON MONTAJE ESCULTÓRICO CONTEMPORÁNEO AL FONDO) (HAY QUE VERLO HASTA EL FINAL).

lunes, 4 de mayo de 2009

J.G. BALLARD IN MEMORIAM

Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos con los pájaros y asegurarnos los secretos de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de un choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación de una playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de varios pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.

Creo en las pistas de aterrizaje olvidadas de Wake Island, señalando a los Pacíficos de nuestras imaginaciones.

Creo en la belleza misteriosa de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el borde de su labio inferior; en las sonrisas perturbadas de los empleados de estaciones de servicio; en mi sueño sobre Margaret Thatcher acariciada por ese joven soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado de estación de servicio tuberculoso.

Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus fantasías, tan cerca de mi corazón; en la unión de sus cuerpos desencantados con los rieles de cromo de las góndolas de supermercado; en su cálida tolerancia de mis propias perversiones.

Creo en la muerte del mañana, en el acabamiento del tiempo, en la búsqueda de un tiempo nuevo en las sonrisas de las mozas de los bares de las rutas y en los ojos cansados de los controladores de tráfico aéreo en aeropuertos fuera de temporada.

Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y mujeres, en las posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la Princesa Diana, en el suave olor que emana de sus labios cuando miran a las cámaras del mundo entero.

Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las piedras, en la demencia de las flores, en la enfermedad reservada para la raza humana por los astronautas del Apolo.

No creo en nada.

Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, de Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las torres Watts, Bocklin, Francis Bacon, y en todos los artistas invisibles dentro de las instituciones psiquiátricas del mundo.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en lo absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en las intenciones asesinas de la lógica.

Creo en las adolescentes, en la corrupción que hay en ellas sólo por la postura de sus piernas, en la pureza de sus cuerpos desaliñados, en los rastros que sus partes pudendas dejan en los baños de moteles miserables.

Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez haya volado, en la piedra arrojada por un niño pequeño que lleva en sí misma la sabiduría de los estadistas y de las parteras.
Creo en la amabilidad del bisturí, en la geometría sin límites de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los planetas, en la redundancia de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo.

Creo en la luz que arrojan las videograbadoras en las vidrieras de las grandes tiendas, en la agudeza de las parrillas de los radiadores en los salones de venta de automóviles, en la elegancia de las manchas de aceite sobre las barquillas de los motores de los 747 estacionados en las pistas de los aeropuertos.

Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente.

Creo en el desarreglo de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift, Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka.

Creo en los diseñadores de las Pirámides, el Empire State, el bunker del Fuhrer en Berlín, las pistas de aterrizaje de Wake Island.

Creo en la fragancia del cuerpo de la Princesa Diana.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.

Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el temor a los calendarios, la traición de los relojes.

Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza.

Creo en las perversiones, en el amor obsesivo por los árboles, las princesas, los primeros ministros, las estaciones de servicio abandonadas (más bellas que el Taj Mahal), las nubes y los pájaros.

Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginación.

Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.

Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y el agotamiento.

Creo en el dolor.
Creo en la desesperanza.
Creo en todos los niños.

Creo en los mapas, diagramas, códigos, juegos de ajedrez, rompecabezas, tableros de horarios de vuelos, carteles indicadores de los aeropuertos.

Creo en todas las excusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en toda la rabia.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías y evasiones.

Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la amabilidad de los árboles, en la sabiduría de la luz.

J.G.Ballard (1930-2009)